domingo, 2 de noviembre de 2008

Pensamiento machista


¿Cómo se puede cambiar? ¿Qué sucede cada vez que se ejerce un pensamiento machista sobre nosotras? Normalmente contestamos ay que eres machista o no lo tomamos en cuenta incluso a veces nos reímos pues son cosas tan normales en nuestro diario vivir que se aceptan totalmente y ahí termina el tema pero, lo que realmente hay que hacer es buscar la forma de contrarrestar esto y tal como aparece anteriormente con las frases machistas se deben suprimir y remplazar por pensamientos e ideas más igualitarias aunque, para que estamos con cosas, es mucho más fácil que nos paguen la entrada al cine o que nos inviten a comer helados que pagar cada una lo que le corresponde ¿o no? Pero, es agradable que las que tienen hermanos mayores o de su misma edad cuando ellos tenían su edad los dejaban salir y a nosotras no porque somos señoritas o porque los tiempos están tan malos!!. Es ahí en donde se crea la disyuntiva porque ¿hasta que punto se debe velar por la igualdad? Partiendo por el que nuestras madres y abuelas tengan una forma de pensar tan machista (sin ofender a las que no lo son) es irremediablemente algo que no se puede cambiar y para lograr este cambio de pensamiento (ya que realmente es una vergüenza para mí que aún existan hombres en pleno siglo XXI que piensen que las mujeres somos un objeto) se debe hacer con nuestros amigos, amigas, familiares de nuestra edad, compañeras de curso, pololos, en fin todas las personas con las que nos rodeamos día a día.


Depresión por el Machismo




Informes hechos por el SERNAM avalan que un gran porcentaje de mujeres sufre de depresión por la violencia psicológica y física que puede recibir por parte de los hombres y con esto no me refiero solamente a sus parejas o familiares sino todas las personas con las que se rodea a diario porque tal como están expuestas algunas frases machistas estas se aplican en nuestro diario vivir ya sea en nuestro trabajo, casa, colegio.
La depresión en si es un proceso del cual se podría decir “normal” ya que estudios realizados en este país demuestran que la mayoría de las mujeres sufre algún cuadro depresivo en su vida la cual aparece alrededor de los 13 años y desaparece a los 45 lo cual afecta a toda la familia sin importar la edad de la mujer pero esto se manifiesta de una forma mucho más terrible cuando estas mujeres ya han conformado su propia familia.
En una entrevista realizada a Daniela S. de 25 años ella contaba que aún siente el cambio que sufrió cuando su madre comenzó a manifestar los primeros síntomas de la depresión. Pasó de ser una madre activa que cuidaba a sus hijos (Daniela, Juan Manuel y Francisco en menor) y se esforzaba por veros sonreír a una madre triste y sin ánimo que dejaba a sus hijos prácticamente solos e incluso le confeso a su hija mayor (Daniela) que ya simplemente sentía que ni siquiera sus hijos le importaban demasiado “a mi mamá se le derrumbó el mundo”.
Esta es la frase que define el fenómeno que se produce en una familia cuando una madre sufre depresión, se derrumba no solo su mundo, sino también el de sus hijos.
Algunas de las razones son explicadas por especialistas Una de las más importantes es que bajo la tutela de la madre está la base de la educación sentimental de los hijos, la responsable de construir un vínculo, además es porque en muchas familias es ella la que cría día a día a sus hijos, la que se preocupa de sus necesidades y la encargada de poner orden y los límites.”En el caso de las madres depresivas, ellas muestran conductas que se pueden llamar “displicentes” que las madres no depresivas no las tienen, lo cual genera un impacto negativo en el desarrollo de sus hijos, creciendo y madurando con desesperanza.”, lo que se desenvuelve en una inseguridad permanente de los hijos la cual si no es tratada a tiempo se convierte en una depresión. Por otra parte cuando una madre se recupera antes de que termine el proceso de crecimiento de los hijos busca recomponer el abandono,”entonces viene el polo contrario a la displicencia: la sobre protección y el sobre control de los hijos”, cuenta la psiquiatra Rosemarie Fritsch, en la revista ya de el mercurio.